En el contexto socio-cultural actual de las denominadas como “sociedades avanzadas”, un medio de comunicación masiva, la televisión y en concreto un producto como los noticiarios, se ha convertido en uno de los principales modos de “consumir” información.
Pero en el contexto histórico y social contemporáneo, los medios de comunicación se han transformado en auténticas instituciones de mediación donde los individuos se reconocen a sí mismos y donde es representada su realidad social, un nuevo espacio de socialización donde las personas participan a lo largo de toda su vida.
Por ello considero de suma importancia tratar de analizar qué tipo de realidad social es transmitida a través de la televisión y los informativos.
Tradicionalmente se ha otorgado a los informativos la función de formar, informar y entretener. Esta afirmación puede comprobarse a través de un sencillo análisis de su estructura organizada en diferentes bloques: un primer bloque es dedicado a la información sobre asuntos que en principio son muestra de las distintas preocupaciones sociales de los ciudadanos, tales como la política, cuestiones de seguridad, sanidad o economía; un segundo bloque dirigido al entretenimiento y al ocio basado en formatos culturales altamente populares, deportes (principalmente noticias del ámbito futbolístico), cine o música; por último, un tercer bloque incluye contenidos culturales que podríamos denominar “de alto prestigio”, como la literatura o el teatro, cumpliendo la función formativa otorgada a los informativos.
Así mismo, también resulta común atribuir a los informativos una serie de principios teóricos como son el pluralismo, la veracidad y la independencia informativa. Trataré de comprobar ahora la realidad de los supuestos presentados.
Una de las principales características de los informativos se refiere a que los productos emitidos, es decir, las noticias, no constituyen un reflejo de la realidad social en sí misma, sino más bien una reconstrucción o representación discursiva de ella, en función de la selección y medios de producción de contenidos, además de ciertas limitaciones impuestas por el formato mismo del noticiario. [1]Principalmente las restricciones de tiempo y la combinación de imagen y discurso que constituyen el formato de los noticiarios.
De esto puede inferirse que las noticias presentadas no pueden resultar de ningún modo neutrales ni objetivas, puesto que se refieren a una determinada percepción de la realidad, mediada por los creadores de esos mensajes. ¿Y quiénes son los creadores? Sin duda, los periodistas y profesionales de la comunicación, que dominan las técnicas y conocen los gustos de la audiencia. El problema se presenta en el momento en que los costes de las infraestructuras tecnológicas que precisan los medios de comunicación de masas, como la televisión, para su implantación y desarrollo exigen de grandes inversiones.
Hoy en día los medios se han transformado en instituciones económicas controladas por grandes corporaciones financieras y empresariales cuyos objetivos, dirigidos a la obtención de la máxima rentabilidad y beneficios, incluyen el control de la gestión, producción y difusión de los contenidos. En este sentido, cabe dudar del principio de la independencia informativa, puesto que, como instituciones económicas, la forma de rentabilizar sus inversiones es principalmente a través de la publicidad. Y el beneficio será proporcional a la audiencia de la que disponga el medio.
En el caso que nos ocupa, los informativos, y bajo la premisa de que la información constituye una mercancía, trataré de dilucidar cuáles son los criterios y objetivos en cuanto a la selección de contenidos y el tratamiento de los acontecimientos que se presentan.
En primer lugar, un espacio informativo se encuentra limitado por su relativamente corta duración.
Este hecho implica que existe una selección de contenidos y una influencia en el público, puesto que ciertas temáticas se difunden y ocupan mucho espacio, mientras que otras apenas se tratan o directamente se ocultan en función de ciertos intereses.
Esto puede observarse tras un análisis de los contenidos más habituales en los informativos de nuestro país. Los noticiarios dedican la mayor parte del tiempo al bloque de noticias caracterizado como “temáticas de interés general”.
Entre los temas que se incluyen, predominan aquellos que generan alarma social, como el terrorismo o las cuestiones relativas a la seguridad ciudadana. Pese a que también se les dedica cierta cobertura, otras cuestiones como el paro o la vivienda suelen estar menos presentes y cuando se los trata, se hace de forma generalista y omitiendo los detalles más escabrosos que implican estas problemáticas. Un ejemplo concreto de ello resulta la omisión de casos de dramas humanos que implican el suicidio de personas “desesperadas” por causas relativas a la crisis y el paro, o en aquello que se refiere a cuestiones de seguridad ciudadana, la violencia represiva que en ocasiones pueden ejercer los cuerpos de seguridad, excepto cuando existe una motivación oculta [2]Recuerdo el caso de la muerte de un detenido en los calabozos de la policía autonómica catalana en noviembre de 2013. Los informativos de TV3 omitieron esta información concreta, mientras que en … Continue reading
De este breve análisis se puede extraer la conclusión que los medios seleccionan determinadas noticias con un alto grado de espectacularidad y más o menos inusuales, dirigidas a centrar la atención de la audiencia sobre el acontecimiento. Todo ello encaminado al objetivo de favorecer los intereses económicos de la empresa sin provocar la incomodidad de sus principales clientes. No la audiencia, sino más bien los anunciantes y agencias de publicidad, las administraciones pública [3]El caso de España es determinante, en cuanto que existe un control estatal directo de la gestión en los denominados como medios públicos (RTVE), además de un control indirecto a través de la … Continue reading y determinados grupos de presión.
También cabe interrogarse sobre el predominio de este tipo de temáticas alarmistas como la seguridad y el terrorismo. En opinión de Mattelart [4]Armand Mattelart (n. Bélgica, 1936), renombrado sociólogo e investigador docente, es Catedrático emérito en ciencias de la información y la comunicación en la Universidad de París VIII … Continue reading), esto se debe a una estrategia de los poderes económicos para garantizar la movilidad de flujos económicos a través del “ensanchamiento de la función de propaganda de los medios de comunicación en dirección a la opinión pública”[5]Mattelart, 2003.
En lo referido al tratamiento de la información y los acontecimientos, los temas son tratados de una forma muy trivial para acercarlos a un público masivo, aportando una cantidad de información muy escasa, fragmentada y descontextualizada. Todo ello mediante el empleo de técnicas visuales y narrativas cercanas a los géneros de ficción que logran crear un espectáculo fluido y atractivo, causando en el público la sensación de informarse (sensacionalismo).
Las crónicas de catástrofes naturales a que nos tienen acostumbrados casi todos los informativos en España constituyen un buen ejemplo de ello.
En este sentido, los acontecimientos sociales que se relatan sólo seleccionan determinados aspectos de la realidad, incluyendo además recomendaciones y juicios morales para su tratamiento. Así, los medios de comunicación de masas, y en este caso los informativos, no constituyen de manera alguna el “vehículo” de la opinión pública, sino todo lo contrario.
Crean opinión, no la representan, la opinión que expresa los intereses corporativos de los empresarios y administraciones que los controlan. En opinión de Chomsky, “actúan como un sistema de transmisión de mensajes y símbolos para inculcar a los individuos los valores, creencias y códigos que les harán integrarse en las estructuras institucionales de la sociedad» [6]Campuzano, 2007, p. 23.
Ante semejante perspectiva, donde la producción de la información se encuentra sometida a una dinámica de prioridades primada por el beneficio económico y la lucha por la conquista de la audiencia y los mercados, autores como Mattelart plantean la necesidad de incluir a las sociedades civiles y los movimientos sociales en la construcción de un debate que permita forjar una “sociedad de los saberes por todos y para todos”, sobre los principios del servicio público y la diversidad cultural.
Pienso que, aunque en principio podría semejar una visión de carácter utópico, este es precisamente el camino que paulatinamente se está desarrollando en paralelo a la visión tecno-informacional. Hoy en día cada vez más personas optan por informarse a través de medios como internet y las redes sociales, con mayores posibilidades que los sesgados medios de comunicación de masas tradicionales, aunque con sus propias problemáticas [7]Regulaciones progresivas, censura y control de redes sociales, necesidad de seleccionar información fiable, etc.
Bibliografía y webgrafía
- Busquet Duran, Jordi, Medina Cambrón, Alfons, et. al. (2010). Mitjans de comunicació digital. Història i actualitat. Barcelona: FUOC
- Campuzano Ruiz, Antonio (2007). “La Televisión, ¿Informa? Análisis de Telediarios”, en Medios de comunicación y escuela. Una colaboración con futuro . Madrid: CAP de Retiro . http://antoniocampuzano.es/wp-content/uploads/2015/04/La-TV-informa.pdf
- Eco, Humberto. “Introducción” y “Alto, medio, bajo”, en Apocalípticos e integrados (1995). Barcelona: Lumen /Tusquets (p. 27-82).
- Habermas, Jürgen; Lennox, Sara; Lennox, Frank. “The Public Sphere. An Encyclopedia Article”, en New German Critique (1974, Núm. 3, p. 49-55)
- Humanes, María Luisa (2001). “El encuadre mediático de la realidad social. Un análisis de los contenidos informativos en televisión”, en ZER Revista de Estudios de Comunicación . Bilbao: UPV/EHU (núm. 11, p. 119-141) . http://www.ehu.eus/zer/hemeroteca/pdfs/zer11-05-humanes.pdf
- Mattelart, Armand. “La Sociedad del la Información: El enfrentamiento entre proyectos de Sociedad”, VI Conferencia Internacional Los retos de México ante la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, celebrada en el Senado de la República del 28 al 30 de mayo de 2003.
- Williams, Raymond. “Conclusión”, en Cultura y sociedad (2001). Buenos Aires: Nueva Visión (p. 245-275).
Notas a pie de página
↑1 | Principalmente las restricciones de tiempo y la combinación de imagen y discurso que constituyen el formato de los noticiarios |
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↑2 | Recuerdo el caso de la muerte de un detenido en los calabozos de la policía autonómica catalana en noviembre de 2013. Los informativos de TV3 omitieron esta información concreta, mientras que en el ámbito nacional, la noticia sí fue tratada. Por el contrario, en el caso de las cargas policiales en Catalunya durante la jornada del 1-O de 2017, los informativos de TV3 mostraron innumerables imágenes y trataron ampliamente la información sobre los abusos y la represión sufridas por el pueblo catalán, mientras que la práctica totalidad de los informativos estatales las omitieron, o sólo trataron aquellas informaciones que se dirigían a tergiversar la realidad y mostrar únicamente los casi inexistentes casos en que la ciudadanía se mostró violenta. |
↑3 | El caso de España es determinante, en cuanto que existe un control estatal directo de la gestión en los denominados como medios públicos (RTVE), además de un control indirecto a través de la legislación y la concesión de licencias a emisoras privadas |
↑4 | Armand Mattelart (n. Bélgica, 1936), renombrado sociólogo e investigador docente, es Catedrático emérito en ciencias de la información y la comunicación en la Universidad de París VIII (Vicennes – Saint Dennis |
↑5 | Mattelart, 2003 |
↑6 | Campuzano, 2007, p. 23 |
↑7 | Regulaciones progresivas, censura y control de redes sociales, necesidad de seleccionar información fiable, etc |